Vietnam, un destino que parece estar de moda últimamente, es un país pobre, de régimen comunista, pero que actualmente goza de un rápido crecimiento económico que lo convierte en el primero del Sudeste Asiático. Vietnam no tiene grandes monumentos de los que presumir, sin embargo, su mayor riqueza a los ojos del turista, radica en sus impresionantes paisajes cuyos mayores exponentes son la
Bahía de Halong , la región montañosa de
Sapa y el prodigioso
Delta del Mekong.
Mascarillas en Hanoi
Nuestro viaje comienza en
Hanoi, la capital del país, procedentes de Madrid, con escala en
Bangkok, en un agradable vuelo con la
Thai Airlines, pero que se hace algo pesado por la larga duración del mismo. Hanoi tiene unos tres millones de habitantes, la mitad de la población circula por las estrechas calles del barrio antiguo conduciendo ruidosas motocicletas y la otra mitad viaja de paquete en ellas en número de tres o incluso de cuatro personas procurando mantener un precario equilibrio en medio del enorme caos circulatorio. La
contaminación es tal que todo el mundo va provisto de una mascarilla protectora confeccionada con todo tipo de materiales diversos y colores llamativos, como si se tratara de un adorno más de su vestimenta en lugar de una necesidad higiénica. La experiencia de integrarse en este caos durante un par de horas a bordo de una
bicicleta-taxi ha sido una de las más impactantes que hemos recibido durante todo el viaje.
Los vietnamitas, y especialmente los hanoienses, son muy aficionados a degustar manjares que dicen ser exquisitos, pero que a nosotros nos causan cierta repulsa, como
comer carne de cobra, de rata y, sobre todo, carne de perro (thit cho), algo que suele ser habitual en muchos países asiáticos. El que quiera aventurarse a probar estos platos típicos tendrá que buscar restaurantes locales especializados, pues en los locales turísticos tienen mucho cuidado de no ofrecerlos en su carta a los occidentales.
La espada restituida
En Hanoi visitamos el
lago Hoan Kiem (La Espada Restituida), donde se encuentra el
templo Ngoc Son dedicado a Van Xuong (guardián de la Literatura), Quan Vu (señor de las Artes Marciales), Lac To (protector de la Medicina), Tran Hung Dao (héroe del siglo XIII) y a la
Tortuga Sagrada (que se deja ver en el lago muy de tarde en tarde presagiando algún acontecimiento importante), el tradicional y
milenario espectáculo de las Marionetas en el Agua, el
Mausoleo de Ho Chi Minh y la pagoda
Chua Mot Cot (Pagoda del Pilar Único) - con forma de flor de loto-, en
Ngoc Ha, construida en el año 1049.
La bahía de Halong
Siguiendo nuestra planeada ruta llegamos a la provincia de
Quang Ninh, donde se encuentra
Vinh Ha Long, la bahía de Halong (dragón que cae), declarada
Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994, probablemente el
paisaje más fascinante de Vietnam, y, ciertamente,
una de las maravillas del mundo. De esta bellísima y extensa bahía surgen más de 1600 islotes de roca caliza (archipiélago de Van Don) que sobresalen del mar como extrañas montañas cubiertas de cuantiosa vegetación de verde colorido, ocultas calas solitarias y extraordinarias grutas que conforman una especie de mundo encantado ajeno al paso del tiempo. Surcamos la bahía en un hermoso junco e hicimos noche al socaire de algunos islotes, disfrutando de una cena típica de mariscos de la zona bajo la luz de las estrellas.
Al día siguiente volamos desde Hanoi a
Danang, en el centro del país, para visitar el
Museo de Arte Cham, las
Montañas de Mármol, la
Playa de China, y a continuación,
Phuc Kien, el puente cubierto japonés (siglo XVI) y la
antigua casa Tan Ky (visitada no hace mucho por la reina Sofía de España) en la pequeña ciudad de
Hoy An, que allá por el siglo I disponía del mayor puerto del sureste asiático y era conocida como
Lamp Ap Pho (Ciudad de Champa).
Desde Hoian nos dirigimos a la ciudad de
Hue para visitar la tumba de
Tu Duc, el último emperador de Vietnam (siglo XIX), perteneciente a la dinastía Nguyen, que cedió su imperio a la dominación y colonización francesa. Luego embarcamos a bordo de uno de los dragones flotantes para remontar el
río Perfume, llamado así por el aroma de las flores de loto que inundaban la zona antiguamente, hasta llegar a
Thien Mu, una de las pagodas más famosas de Vietnam, conocida también con el nombre de
Sed Divina, construida en 1601, y a la que, posteriormente, anexaron una torre octogonal de 21 metros en honor de
Nhu Lai, conteniendo un buda de una tonelada. De regreso a Hue visitamos la ciudad imperial, cuya ciudadela fue la fortificación más grande construida por la monarquía vietnamita, rodeada por una muralla de más de diez kilómetros, permaneció inviolada hasta 1884 año en el que entró en esta ciudad prohibida el primer francés. Y para completar la visita de esta ciudad, es imprescindible no perderse
el mercado Dong Ba, donde se puede encontrar todo tipo de comida local.
Ho Chi Minh, la capital
De nuevo volamos, esta vez con destino a la ciudad de
Ho Chi Minh, antiguamente
Saigón, la ciudad más grande del país y una de las ciudades más densamente pobladas del mundo, capital del estado de Vietnam del Sur antes de la reunificación que tuvo lugar después de la traumática
guerra de Vietnam. Por esta gran ciudad se mueven diariamente cerca de cuatro millones de motocicletas (todas japonesas) en un ir y venir continúo que parece no tener fin. Visitamos el barrio chino,
la pagoda Thien Hau, el Museo de la Historia, el antiguo Palacio Presidencial, la catedral católica de Notre Dame y el edificio de Correos.
Vendedora callejera
Bicicletas taxi
Vendedora Hanoi
Vendedora en bicicleta
Santa Sede Caodaista
La excursión hacia
Tay Ninh se convierte en inolvidable cuando llegamos a la
Santa Sede Caodaista , el principal monumento de una religión sincrética, exclusiva de Vietnam, que combina creencias del budismo, cristianismo, taoísmo y confucionismo. Es practicada por unos ocho millones de seguidores que afirman tener revelaciones de famosos espíritus difuntos como
Jesús, Mahoma, Lenin o Shakespeare. Aquí se celebran cuatro misas diarias, al alba, al mediodía, al atardecer y a medianoche, en las que se juntan miles de discípulos vestidos de blanco, situándose las mujeres a la izquierda del templo, los hombres a la derecha y los cardenales, arzobispos y obispos en el centro, ataviados con vistosos colores que indican su jerarquía.
Túneles de Cu Chi
Otro lugar inolvidable, pero por motivos muy distintos, son los
túneles de Cu Chi. Esta región, reconocida como una de las grandes productoras de caucho, fue virtualmente borrada de la geografía vietnamita como consecuencia de los llamados bombardeos de alfombrado efectuados por la aviación norteamericana. Aún se desconoce la dimensión real de estas vías subterráneas (estimadas en cientos de kilómetros) donde malvivieron miles de
guerrilleros del Vietcom (como llamaban los norteamericanos a la resistencia armada de Vietnam del Sur). El lugar ha quedado como testimonio de la memorable guerra de Vietnam, cuyo saldo en víctimas -unos cuatro millones y medio- la ubica como la confrontación bélica más sangrienta después de la Segunda Guerra Mundial.
Rio Mekong
Nuestro destino siguiente, el
Delta del Mekong, estuvo cargado de una pequeña pero cierta alarma en la prensa local acerca de un brote de malaria en dicha zona, pero como íbamos provistos de Malarone, Autan en abundancia y diversos dispositivos electrónicos ahuyentadores de mosquitos no nos preocupamos demasiado por este tema. Salimos hacia
My Tho visitando de camino la
pagoda Vinh Trang, construida en una mezcla de estilos arquitectónicos chinos, vietnamitas y de Angkor (Camboya). Después embarcamos para realizar un paseo por el
río Mekong visitando uno de los famosos huertos de sus islas. El
Cuu Long, el río de los Nueve Dragones, es uno de los ríos más caudalosos del mundo. Más conocido en Occidente como Mekong este río se divide en nueve brazos que en su desembocadura forman el mayor y más espectacular delta del mar de la China Meridional.
La ciudad más poblada del delta del río Mekong es
Can Tho, a la que llegamos para realizar una excursión en barco por el
río Rach Ngong hasta el curioso mercado flotante de
Cai Rang, donde los productos, puestos a la venta de cada quiosco flotante, están suspendidos en unos postes, llamados beo cay, en la proa del barco, de modo que no es necesario vocear la mercancía a la venta como en los mercados terrestres.
Los Champa
Continuamos nuestro recorrido en autobús hasta la ciudad de
Chau Doc, desde la que volvemos a embarcarnos para visitar un
poblado Champa y algunas casas de pescadores, de nuevo en el río Mekong.
Al día siguiente, nuestro destino final en Vietnam consiste en llegar a Camboya navegando por el río Mekong desde Chau Doc hasta Phnom Penh… donde decimos adiós a la olvidada
Conchinchina, reino de los Champas durante más de mil años.
Al contrario que otras veces, hemos realizado este viaje dentro de un grupo organizado, con todos los inconvenientes que presenta esta cómoda manera de viajar para un fotógrafo de viajes. Sin embargo, tenemos que decir que ha sido una experiencia muy provechosa, a pesar de lo apretado del trayecto y de las rutas previamente programadas. Ahora estamos convencidos de que en Vietnam uno puede viajar tranquilamente por su cuenta sin mayores problemas, es un país seguro, amable y con infinidad de posibilidades para todos los bolsillos. Hemos disfrutado de inmejorables hoteles, buenos guías y estupendos compañeros de viaje. Si prescindimos del sofocante calor, acrecentado por la inimaginable humedad ambiental… podemos decir que el viaje ha resultado casi perfecto.
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