Fin de Semana en Barcelona
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El avión se eleva y el reflejo de la Luna se extiende sobre el Mediterráneo. Hay un fulgor rojizo sobre las nubes y un inquietante silencio a mi alrededor. Podría deberse al respeto que causa la sensación del dominio humano sobre la ley de la gravedad, o quizás por ser consciente del inmediato alejamiento de esta ciudad tan maravillosa.
Barcelona tiene duende. Yo creo que la gente que la visita lo sabe, y por eso aprecian tanto cada minuto que pasan en contacto con sus calles y su historia.
Hay tantas cosas que ver en Barcelona que uno siempre piensa en volver otra vez. Siento no haber podido despedirme para siempre de Copito de Nieve, siento no haber ido a ver la exposición fotográfica de Henri Cartier-Bresson, siento no haberme encontrado con algunos amigos...
Como cada dos años, el Sonimag Foto me sirve de disculpa para viajar a la Ciudad Condal. Este año 2003 la feria estaba dedicada casi exclusívamente a la fotografía digital. Dá la sensación de que la fotografía analógica ya no le interesa a nadie, pues aunque sigue teniendo mucha fuerza, el hecho es que el mercado digital ha crecido el triple con respecto al año pasado y ahora todo el mundo quiere hacerse con una cámara digital.
La estrella de la feria era la Canon EOS 300D, una cámara digital reflex con un precio en torno a los 1000€, un sensor de 6 megapixel y una soberbia calidad de imagen. Debido a sus características y a un precio relativamente bajo, esta cámara pone al alcance del aficionado medio una fotografía de calidad con todas las posibilidades de la analógica.
En esta ocasión decidí llevar conmigo una Canon Powersoft G5, con la que he realizado algunas instantáneas de la feria, pero sobre todo de la encantadora ciudad de Barcelona.