El Jardín Botánico de La Concepción fue creado por D. Jorge Loring Oyarzábal y Doña Amalia Heredia Livermore, marqueses de Casa Loring, quienes adquirieron los terrenos alrededor del año 1855. Según escritos de la época, la idea de realizar este jardín se gestó en su viaje de novios, realizado por toda Europa siete años antes. La solvente posición económica de los marqueses, su relación con importantes jardines europeos y el maravilloso clima de Málaga, hicieron posible la aclimatación de las plantas más exóticas traídas de diferentes lugares del mundo. Para llevarlo a buen término contaron con la ayuda de un jardinero traído de Francia, quien seleccionó las plantas y realizó el proyecto, obteniendo la admiración de los entendidos y numerosos premios a su labor, como consta en los periódicos de finales del siglo XIX.
La Concepción fue conociéndose en Europa desde sus inicios, pero no solo por el bello y exuberante jardín, sino también por la magnífica colección de restos arqueológicos reunida en el Museo Loringiano, templete de frontal dórico que se levantó sobre un mosaico romano descubierto en Cártama y que muestra las hazañas de Hércules. Durante años el matrimonio Loring se preocupó de recuperar cuantos restos arqueológicos estuvieron a su alcance. De ellos los más relevantes fueron la Urania Loring y la Lex Flavia Malacitana, bronce con las leyes romanas que regían Málaga en el año ochenta, y que hoy se conservan en el Museo Arqueológico Nacional.
En 1990, el Ayuntamiento de Málaga tuvo la feliz iniciativa de comprar la finca y crear un año después el Patronato Botánico Municipal “Ciudad de Málaga” para su gestión y administración. Tras algunas obras de infraestructura y acondicionamiento el Jardín Botánico fue abierto al público en 1994, conservándose hasta nuestros días con un mimo ejemplar.
Como podéis ver, la naturaleza ofrece en este edén malagueño un espectáculo absolutamente único e inolvidable que ningún visitante de la ciudad debería perderse.