Lanzarote 2005

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La isla de Lanzarote es especial para pasar las navidades. Buena temperatura, muchas cosas para visitar, paisajes realmente impresionantes y deliciosa comida. Es una isla muy cómoda. Se puede recorrer de un sitio a otro en muy poco tiempo y los desplazamientos se hacen cortos porque no hay atascos.

Este año nos alojamos en el sur, concretamente en Playa Blanca, un lugar tranquilo y al mismo tiempo muy preparado para el turismo. Hay cantidad de sitios para cenar y después dar una buena caminata por su paseo marítimo. Playa Blanca tiene un puerto de donde parten diariamente un par de ferrys de línea hacia Fuerteventura. Puedes subir el coche al barco y en apenas quince minutos estás desembarcando en la isla de enfrente. Esta zona de Lanzarote está creciendo muy deprisa y casi excesivamente. La primera vez que estuvimos por aquí, hace ya muchos años, solo había un pequeño pueblecito de pescadores y casi ningún hotel. Ahora los mayores y más lujosos hoteles están en Playa Blanca. Han construido muy cerca el Puerto Rubicón, un excelente puerto deportivo con muchas y modernas instalaciones. Playa Papagayo, el antiguo destino de los más aventureros y atrevidos naturistas se encuentra a un tiro de piedra, aunque claro, ya no es lo que era…

Como todos los años, compramos el excelente queso de cabra que se fabrica en el centro de la isla y que tiene en su haber multitud de premios gastronómicos, y también nos pasamos por las bodegas de El Grifo, para degustar los buenos malvasías de esta tierra. Estos vinos y este queso, junto con las típicas papas arrugadas con mojo picón, casi podríamos decir que son nuestros manjares predilectos…